La pesca de atún rojo en el Estrecho de Gibraltar es una experiencia única para pescadores deportivos y charters. Esta especie, de gran porte y fuerza, ofrece batallas intensas que ponen a prueba la técnica y resistencia. Además, el atún rojo es muy apreciado tanto gastronómicamente como en competiciones de pesca, convirtiendo cada salida en alta mar en una aventura inolvidable.
Caña y carrete: Cañas de jigging pesado o curricán vertical (60–200 lb) combinadas con carretes rotativos de gran capacidad y freno potente.
Señuelos y cebos:
Cebos vivos (caballa, sardina) en línea de fondo.
Plumas y teasers para curricán lento (<5 nudos).
Jigs pesados (150–300 g) en jigging vertical.
Hilo y líder: Línea trenzada de 80–100 lb con líder de fluorocarbono o monofilamento de 100–130 lb para resistencia a abrasiones y mordiscos.
Localización: Utiliza ecosonda para detectar cardúmenes y termoclinas; busca confluencias de corrientes y zonas de afloramiento.
Presentación del cebo:
Curricán: Desplaza el barco a 3–5 nudos con varios aparejos a distintas profundidades.
Jigging vertical: Posiciona el barco sobre el punto caliente y baja el jig al fondo (200–400 m).
Acción del señuelo:
Curricán: Mantén un movimiento constante con tirones suaves en líneas con plumas.
Jigging: Sube y baja el jig con cadencia rítmica, imitando un pez herido.
Detección de picada: Atiende a variaciones en la tensión de línea, zambullidas súbitas o frenazos en el carrete.
Combate y subida: Una vez enganchado, aplica presión constante, alternando tensión y cede para cansar al atún sin perderlo.
Época recomendada: Primavera y verano (mayo–septiembre), cuando el atún rojo migra por la zona.
Corrientes fuertes: Aprovecha la marea para atraer a los atunes hacia la superficie.
Trabajo en equipo: Coordina al patrón con los pescadores para optimizar tiempos de caída y recogida.